Salta al contenido principal
Logo image

Lope de Aguirre: Un meteoro en la Costa de las Perlas.

Sección 1.7 Suenan todas las campanas.

Enterado Francisco de Montesinos de los sucesos en la isla de Margarita, va a socorrer al teniente de la gobernadora de la isla: Don Juan Gómez de Villandrando, hijo del presidente del Consejo de Indias del mismo nombre, casado con Marcela de Villalobos de 14 años, hija de Pedro Ortiz de Sandoval (compañero de Francisco Pizarro y de Hernando de Soto en la conquista del Perú) y de su suegra la gobernadora Doña Aldonza de Villalobos (vecina de Santo Domingo y familiar directo de la esposa del Márquez de Cañete –Magdalena–), heredera y titular de la gobernación de Margarita
 1 
a un hijo suyo (Juan Sarmiento de Villandrando) luego de diez años de diligencias, le es transferida la gobernación a petición de Doña Aldonza; el último de la dinastía Villalobos. [66].
. Montesinos no tenía buenas relaciones con la dupla Aldonza-Villandrando; ya que junto con su jefa se negaba a ayudarle en su capitulada entrada para la conversión a los aruacas; la gente de los caños; indios del delta del Orinoco y más allá
 2 
Una Nación de indios, que habitban desde el Golfo de Paría hasta el Rio Marañón; son gente de buena condición y aficionada a cristianos; la tierra donde viven está raza con la mar que casi toda es anegadiza en tiempo de invierno; es mucha gente. [22]); los actuales Waraw (Guaros) del delta del Orinoco.
: muchas razones tenían los margariteños para no ayudar a un extraño a proceder contra sus amigos aruacas; con los cuales tenían un acuerdo de cooperación operativo desde 1545 [La estrategia de vivir en paz].
Montesinos parte para la Margarita el 25 de julio, con dos embarcaciones (la propia y la de Munguía) y a lo sumo unos 100 hombres —la gran mayoría indios—, al llegar amaga a Lope, pero no entran en combate; solo escaramuzas y un duelo epistolar; donde queda formalmente registrado las pretensiones de Aguirre. Con los desertores y la prueba escrita y firmada por Aguirre, el provincial se retira de Margarita; parte raudo a dar alarmas. El 10 de agosto regresa a Maracapana; al día siguiente continúa con su misión de alarmante prosiguiendo hacia el puerto de Borburata; el 20 parte para a la Española a donde llega siete días después [43].
Un estado de conmoción general «miedo y terror» corrió como pólvora en las entonces ultramarinas provincias españolas: Venezuela y Nueva Andalucía (Cumaná), temor que se extendió cuan huracán por toda la costa del mar que fue de los caribes. El surgimiento de un caudillo rebelde ponía en movimiento los correos y postas entre una y otra ciudad, entre una y otra gobernación, y de todas partes confluían refuerzos a los sitios de peligro. El caudillo, tras jornada fulgurante tenía que entregar el cuello …[46]
En La Española, la Real Audiencias de Santo Domingo fue informada por Montesinos y uno de los huidos de Aguirre. Los oficiales de la Audiencia ante la presunción de que hombres tan «despreciables y dispuestos» ingresaran a sus dominios, consideraron …precisó avisar a todos los puertos de la costa y en las islas, envió un barco al Cabo de la Vela, Santa Marta, Cartagena y Nombre de Dios y otro a Puerto Rico; mientras se procuraba reunir una armada contra el tirano, así dejaron constancia en carta a Felipe II [32].
Bien advertido debieron de estar los oficiales de la Audiencia respecto a las intenciones de Aguirre y su guerra contra el reino de España; el bachiller Francisco Vázquez —marañón huido en Margarita—
 3 
Luego que desembarcó el tirano en esta isla, se le quedaron aquella noche huidos cinco soldados, deseosos del servicio de Su Majestad, que fue el uno Gonzalo de Zúñiga, y un Francisco Vázquez, y un Juan de Villatoro, y un Pedrarias de Almesto, y un Castillo, por lo cual el dicho tirano andaba muy bravo, y pateaba y amenazaba a D. Juan, el gobernador que tenía preso, y a los vecinos de la isla, diciendo que ellos tenían escondidos los dichos soldados, y que si ellos querían, que no se les podían esconder en la isla, pues sabían toda aquella tierra; y prometió de dar por cada uno destos soldados que le trujesen doscientos pesos, y otros prometimientos vanos» (F. Vázquez +1561). «Vázquez se escapó también del tirano en Margarita, pero pudo continuar escribiendo su historia porque de allí se fué a Venezuela y en el Tocuyo, 3 marzo 1562, depuso como testigo en la Pobranza de Pero Alonso Galeas», «marañón» que en la dicha isla logró alejarse de Aguirre en, una canoa. En, ésta y otras relaciones, se observa que el autor tenia memoria fresca de los hechos, la fecha de su conclusión no está muy lejos del fin, de la rebeldía [32].
en su detallada Relación afirmaba (y los que fueron con el provincial ante la Audiencia, seguro lo repitieron):
…que había asimismo de matar a todos los presidentes y oidores, obispos y arzobispos y gobernadores, letrados y procuradores, cuantos pudiese haber a la manos, porque decía él que ellos y los frailes tenían destruidas las Indias; y que había de matar a todas las malas mujeres de su cuerpo, porque estas eran causa de grandes males y escándalos en el mundo, e por una que el gobernador Ursúa había llevado consigo habían muerto a él y a otros muchos [72].
El estado de alarma era la sentencia de Aguirre, la muerte le aguardaba —y él estaba al tanto—; ya no tenía que aspirar alternativas ni guardar apariencia, sus días estaban destinados a vencer o morir: Trágico año para aquellos vasallos españoles: mártires y matarifes. Adiós a Nombre de Dios, en una y otra dirección le esperaba el diablo. Sólo le queda como alternativa, arriesgarse a la fragosidad de atravesar el sur —al medio día de la Tierra Firme— hasta llegar al Perú, pasando por las provincias de Venezuela y el nuevo virreinato de Granada; desdeñando o desconociendo el potencial defensivo y ofensivo de sus habitantes: …pasar por aqlla pte a la gobernación de popayan y por ella al peru, ynposivle y sin efeto por la mucha gente quel nuevo rreyno y aquella gobernaçion tiene, y por los dificultosos caminos y multitud de yndios de la povincia de Veneçuela
 4 
Carta de los oidores de la Audiencia de Santo Domingo (licenciados Sánchez de Angulo y Echagoyan y el doctor Cazeres), al rey, el 13/11/1561 [32].
. Días luego de la alarma, se fueron concentrando los vecinos (milicianos) de las distintas poblaciones de la incipiente Venezuela: … de Nueva Valencia, Villa Rica (o Nirgua), Trujillo y Santiago de los Caballeros…
 5 
En las otras gobernaciones del virreinato se hicieron semejantes aprestos: Panamá tomó precauciones, Cartagena (reunió 350 hombres), Santa Fe de Bogotá ( dispuso de 1500 hombres al mando de Gonzalo Jiménez de Quesada; 250 arcabuceros, 200 jinetes, etc.), e incluso desde Lima vino gente a Panamá [32].
Mientras, en Margarita, Lope de Aguirre sabe que el fraile soldado vendrá por él, toma previsiones, secuestra en garantía a las mujeres y las encierra en la fortaleza junto con otros, pone guardias (a caballos) en los caminos, declara el estado de sitio, etc. Es a partir de ese momento que el tirano expresa y materializa su más profunda, temible e histriónica ira; amenaza de muertes a todos: hacía grandes bramuras y echaba espumarajos; los acontecimientos se desatan, dejando el saldo de muertes comentado…son ejecutados: enfermos, mujeres, teniente de gobernador, oficiales, frailes y otros; al igual que a los marañones sospechosos. Muchas veces se llamó y dijo ser: ¡la ira de Dios!, quizás refiriéndose a ese tipo de accionar. A dos de los cinco marañones fugados en la isla (Castillo y Villatoro), los colgaron del rollo de la plaza; la misma suerte corrió doña Ana Rojas; a quien también arcabucearon ya colgada, por no avisar al respecto de un soldado fugado
 6 
Fulgencio López, cita lo que Toribio de Ortiguera anota en su ‘Jornada del río Marañón’ (1585-86), [¿?]: «que Ana Rojas con el propósito de liberar su tierra del Tirano, ofreció una cena en su honor y en ella “propuso de echarle ponzoña en ciertos pasteles que había de darle a comer, lo cual se hizo, venido el día del convite”. No valieron ruegos ni llantos por salvarle la vida a la bella matrona. Arrastrada a la plaza, la soga del verdugo estranguló aquel “resplandor de lumbre clara “que a poco se balanceaba como un jirón de nube, sobre la hierba fresca. …A alguien se le ocurrió disparar sobre su cadáver “para hacer puntería”. El ejemplo cundió y los arcabuceros acribillaron a balazos la ondulante silueta» [35].
.
El marañón Álvaro de Acuña (de los huido a Maracapana junto a Munguía), en su testimonio ante la Audiencia, dice:
q oyo decir a geronimo de caçeres hijo de domingo alo y de Leonor de caçeres, que abia visto q el dho Aguirre hizo dar garrote a don juo de villandrando e a manuel rrodriguez alcalde ordinario, e a pedro de caçeres, voz de la dha isla e a cosme de león alguacil de la dha isla, e a vn criado de don juo, q les avía visto dar garrote y enterrar todos en un hoyo dentro de la fortaleza, e que esto hizo sábado, a dos días de agosto de este presente mes, lo ql le dixo el dho caçeres, estando en el nabio de pe provincial e lo dixo públicamente [32].
Antes de pretender, siquiera intentar alcanzar el virreinato del Perú, Aguirre debe de aprovisionarse; saqueando y zarandeando a la Margarita.