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Lope de Aguirre: Un meteoro en la Costa de las Perlas.

Sección 3.1 La medianía del siglo XVI en la Costa de las Perlas.

Personalmente Aguirre, no hace puerto en las costas cumanesas, ni se aproxima a sus playas; no había razón para hacerlo: no era su objetivo, no existía un poblamiento significativo; la provincia era de poca importancia, tanto que los mapas de ese período la señalaban desierta (o muy poco habitada). Pero los marañones: —¡si alcanzaron a Cumaná! —; y de a poco se la fueron adueñando…
En 1541, el teniente de gobernador de Margarita, Pedro de Herrera pasa a Tierra Firme a apresar algunos esclavos; iban hacia el codo del golfo de Cariaco; que eran donde «habitaban» caribes. Viene a Cumaná acompañado de Jerónimo de Ortal y el visitante milanés Girolano Benzoni
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A los 22 años Girolano Benzoni emprende desde Milán un viaje al Nuevo mundo, deja la crónica de su viaje en un libro que ha sido criticado, por considerarse algunos pasajes fabulados e imprecisos: La Historia del Nuevo Mundo; publicado en 1565.
; entran a la boca del río de Cumaná (observan la fortaleza de madera): …Quedaban todavía algunas casas, cuatro o cinco hechas de caña… [8]; luego de eso prosiguen hacia lo profundo del golfo en su captura de esclavos, alrededor y al sur del actual Cariaco.
La sobreexplotación de los placeres marinos de las ostras y la destrucción ‘sodómica’ de Nueva Cádiz en la Navidad de 1541 fueron las causas del despoblamiento de Cubagüa. Para 1544, sus vecinos se habían afincados en el Cabo de la Vela y Margarita, ya no hacía falta ir a Cumaná por agua. Por consiguiente, la fortaleza de la boca del río de Cumaná ya no era necesaria; pero mantenía alguna actividad: salve que ponen allí una persona que va a rescatar indios; cuyos costos se los repartían los regidores de Margarita
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Declaración de Cristóbal Jiménez de Pineda al Juez de Residencia Alonso López. Santo Domingo el 24-01-1544 [46].
. Para 1550, el obispo de Puerto Rico, Rodrigo de Batista, decía que del diezmo de Margarita no se daba ya nada a las iglesias de Cubagua, Maracapana y Cumaná, por haberse despoblado [16]. A finales de 1551 o principio de 1552, unos caribes habían llegado a la fortaleza de Cumaná, en la que estaban «tres o cuatro cristianos», y, tras pelear con éstos, le habían prendido fuego
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Declaración del licenciado Antonio de Ocampo (dice que que el ataque a la fortaleza ocurrió “habrá año e medio) para la Información hecha por parte del Concejo y vecinos de la Margarita sobre los daños que hacen los caribes. Santo Domingo, 23-07-1553. [AGI, Patronato 173, No 1, r. 14, F. 23] [16].
. La fortaleza sobrevivió a Nueva Cádiz, hasta que el trece de septiembre de 1551: la fortaleza se cayó toda por el suelo, que, como era de madera, se le pudrieron los estantes sobre que estaba armada. Entonces fue definitivamente abandonada [49].
Más al oeste de Cumaná, el asiento de Maracapana, dice Girolamo Benzoni: Era una ciudad de cuarenta casas… residían fijos cuatrocientos españoles que cada año elegían entre ellos un capitán [8]; el asentamiento contaba con una iglesia y era una base de operaciones para explorar y explotar la región.
La ubicación de la antigua Maracapana no ha sido determinada con precisión; se supone que se localizaba entre la actual ciudad de Barcelona y el golfo de Santa Fe. Si hemos de creer la población de cuatrocientos habitantes que le atribuye Benzoni en 1541 o 1542, se debe suponer que un sitio cómodo y amplio al oeste de Santa Fe sería lo más plausible. El investigador Enrique Otte concluye «que corresponde en la actualidad a la región que va del Morro de Barcelona a Pertigalete e incluye Lechería, Pozuelos, Puerto La Cruz, Guanta y Pertigalete»
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Esta determinación de la zona de Maracapana que cita Otte es la conclusión que él determina luego de analizar las opiniones de Morón, Oje y Caulín.
. No pasó de ser solo un “puerto y pueblo”. Pero con independencia de su ubicación, las relaciones comerciales con los poblados en la boca del río Cumaná tuvieron alguna relevancia y cotidianidad. El aprovisionamiento de recursos comestibles, madera para construcción, esclavos indios, etc., estaba disponible en Cumaná; funcionaba como un depósito y factoría. "Controlaban" los de allí, los productos disponibles en el interior del golfo de Cumaná (ahora de Cariaco). Esa fue la razón y el empecinamiento real por la tenencia de la torre y un asiento en la boca del río.

Súplica del Procurador Antonio Herrera.

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Súplica De Antonio de Herrera, Procurador de La Provincia De Cumaná, Al Rey Felipe II, presentada en Madrid, el 6 de mayo de 1597 (AGI, Santo Domingo, 190) [9].
Y teniendo noticia que en esta dicha ciudad estaba un navío de la Armada del Rey Nuestro Seño, de más de ciento y cincuenta toneladas que tenía fray Francisco Montesino Gobernador de esta dicha ciudad, escogió el dicho tirano un capitán suyo nombrado Munguía y treinta soldados de los mejores, y de quien el dicho tirano más se confiaba. Los envió a esta dicha ciudad en un navío para que tomasen el dicho navío que en ella estaba, y prendiesen al dicho Gobernador fray Francisco de Montesinos, a los vecinos de esta dicha ciudad, y los llevasen a la dicha isla Margarita. Porque con la dicha nao de armada quería el dicho y con los otros bajeles que tenía, ir a Nombre de Dios y entrar en el Perú porque decía que había que ser rey del Perú y llegado que fueron a esta ciudad los vecinos de ella que estaban poblados en Macarapana [sic] como leales vasallos del Rey Nuestro Señor. Por los mejores medios que pudieron tomaron las armas a todos los dichos soldados que el dicho tirano había enviado, y redujeron a los dichos soldados al servicio del rey Nuestro Señor y no solamente defendieron el dicho navío de armada que deseaba mucho haber el dicho tirano, más también le quitaron otro navío en que el dicho tirano había venido con los dichos soldados en todo lo cual hicieron todos los vecinos de esta ciudad gran servicio del Rey Nuestro Señor por habérseles reducido al servicio del Rey Nuestro Señor el dicho Capitán Munguía con los dichos soldados por ser de los que en él más se confiaba y más le habían seguido en la dicha isla Margarita, se iban reduciendo al servicio del Rey Nuestro Señor cada día. A la partida del dicho tirano se le quedaron cuarenta y siete hombres, y por no haber podido tomar el dicho navío de armada a los vecinos de esta dicha ciudad y por haberse reducido al servicio del Rey Nuestro Señor, los dichos treinta soldados y tomándoles el dicho navío, el dicho tirano no pudo hacer el viaje que tenía propuesto a Nombre de Dios» [9].
A la luz de ese documento, no es despreciable la participación de los cumaneses en el desbaratamiento de Lope de Aguirre —¡Pero los poblados en Maracapana! —, como allí se indica. El desistir del tirano de continuar a Nombre de Dios, se precipita por la captura y dimisión de sus hombres de la mucha confianza, la pretensión del navío artillado de Montesinos y por: ¡el estado de Alarma!

A cuatro leguas de Cumaná.

La Punta de Araya [Figura 3.4.1], fue lo más próximo —del relicto poblado en la boca del río Cumaná— de donde estuvieron los marañones de Munguía en su viaje de ida a Maracapana. Munguía primero toco puerto en la punta de la península de Araya, donde se puso en acuerdo con la falange marañona a su mando; luego se dirigió a Maracapana, así cuenta en su testimonial relación:
… e metido todo esto dentro, a puesta de sol, atravesé luego a la punta de Araya que es en la Tierra Firme, porque por mi parecer podía tratar seguramente mi propósito. E así tomé puerto en la dicha Tierra Firme, e di cuenta a los demás que conmigo iban de mi propósito, como era de servir al Rey e avisar a los que estaban en Maracapana e a todos los demás comarcanos en la costa, hasta llegar a Nombre de Dios, pues que era hora tan buena. E de allí nos hicimos a la vela, e llegamos aquel día a Maracapana a dale aviso, como se había acordado, a el Padre Provincial, el cual no está ahí, ni el navío tampoco [43].
La Punta de Araya, se localiza a cuatro leguas (~22 km) de la boca del río Cumaná o «Puerto de Cumaná»; puerto seguro y natural (¡el mejor puerto del mundo! dirían afamados visitantes: Ojeda, Vespucio
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Un texto atribuido a Américo Vespucio, sobre la reparación de las naves de una expedición y el encuentro con un pueblo pacífico a la entrada de un gran golfo que poseía «el mejor puerto del mundo», bien pudiera referirse a Cumaná [34].
, Las Casas y Humboldt).
En la medianía del siglo XVI, “en la boca del río Cumaná” residían pocos vecinos; sin embargo, era un puerto de considerable actividad para el rescate y aprovisionamiento (sobre todo de agua, comida y esclavos). Además, era la llave de acceso a todas las poblaciones indígenas en el interior del golfo que le era próximo. Era ese pequeño pueblo ribereño en la proximidad del puerto de la boca del río Cumaná, la frontera étnica y borde cultural entre dos mundos antagónicos. Y fueron sus vecinos los que sintieron y luego vivieron las consecuencias del paso de Lope de Aguirre y sus marañones por tierras y aguas de la Costa de las Perlas.