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Lope de Aguirre: Un meteoro en la Costa de las Perlas.

Sección 1.5 El plan de Lope de Aguirre.

El curso de acciones planificado por Aguirre, incluía repostar en La Margarita, por ello cuando logra salir del infinito delta amazónico o «mar dulce», tuerce hacia el norte (inspecciona a la isla de Trinidad) y se dirige muy menguado a la isla de las margaritas de Colón; desde allí, una vez recuperado y fortalecido, pretendía llegar por sorpresa a donde bien conoce: la ciudad de Nombre de Dios (Portobelo después de 1597).
Aguirre, “Soldado Americano”, conocía en detalle el camino de las recuas de mulas que transportaba la plata peruana a través del istmo; desde la ciudad de Panamá (en la costa pacífica) a la de Nombre de Dios (en la costa atlántica). Se propone atravesar el istmo hasta la ciudad de Panamá; desde donde le sería posible juntar fuerza y hombres descontentos para retornar al Perú y conquistarlo; el plan incluía un contingente de por lo menos un millar de negros a quienes prometería la libertad: la zona era profusa de cimarrones; ex vasallos del rey cimarrón Bayano I. Más que un curso de acciones, Aguirre tenía pensado un plan político y militar para adueñarse del Perú; no menos que una odisea, digna de un poema épico u epopeya (una Dragontea que no tuvo)
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La Dragontea (Lope de Vega, 1598), es una epopeya semi histórica sobre el último viaje y muerte del pirata Francis Drake; narra la epopeya del defensor de Panamá en 1596, el alcalde de Nombre de Dios, don Diego Suárez de Amaya (como premio, se le otorga en 1600 la gobernación de Nueva Andalucía —Cumaná—).
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Hace dicho ser su designio yr de alli A tierra firme, a donde pretende engrossar su exerçito Con gente oçiosa y pobre q nunca falta, y con pregonar libertad a los Sclauos Negros q le fueren a seruir, …
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Carta de los oidores de la Audiencia de Santo Domingo (licenciados Sánchez de Angulo y Echagoyan y el doctor Caceres), al rey, el 13/11/1561 [33] .
Al igual que en otras futuras rebeliones en tierras venezolanas, el peregrino tirano o libertario, sabe con quienes puede contar: Y como este tirano era malo, perverso, así era enemigo de los buenos y virtuosos; y pocos a pocos ha venido matando todos los más hombres de bien, y teniéndolos por sus enemigos, porque como tuviese presunción o manera de hombre de bien, temía[se] de ellos y no consentía que tal hombre viniese entre ellos; y, por consiguiente, era amigo de la gente baja y mala, de los cuales se fiaba y los tenía por grandes amigos, y por parecerle que estos tales no tenían ánimo para le matar, y que entre estos tales viviría más seguro [72]. Es de suponer, que estamos obligados por la «decencia» a juntar y asociar: ¿a los hombres buenos y virtuosos, con los hombres de bienes y fortunas?, y peor aún, «debemos» asociar: ¿a la gente baja y mala, con la gente pobre y humilde? Conclusión sublime la del cronista marañón … incluso considerar a unos «hombres» y a otros solo «gentes»; pero es que así ha sido desde el principio, y aún …